Tras el artero crimen ocurrido al interior de un templo en la comunidad de Cerocahui, en el municipio de Urique con saldo de tres personas ultimadas a balazos, dos de ellos, los sacerdotes y un ciudadano.
Los padres victimados son el Padre Javier Campos, conocido como Padre Gallo y el Padre Joaquín Mora, mientras que la tercera persona se mantiene como desconocida.
Oficialmente los hechos se registraron durante el día de ayer lunes alrededor de las 18:00 horas cuando un hombre era perseguido por sicarios e ingresó a la iglesia en busca de refugio donde se hallaban ambos sacerdotes.
Los sujetos armados irrumpieron en el templo y a mansalva acribillaron a los tres hombres, luego sustrajeron los cuerpos de los padres y huyeron
Tras conocerse el crimen la compañía de Jesús a través de un posicionamiento público condenaron el homicidio de dos sacerdotes, exigiendo a las autoridades justicia y que se recupere los cuerpos de los presbíteros, los cuales fueron sustraídos por sujetos armados.
A continuación el posicionamiento íntegro de La Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús:
Los jesuitas de México, con profundo dolor, denunciamos el homicidio de nuestros hermanos Javier Campos Morales, S.J. y Joaquín César Mora Salazar, S.J., ocurrido el día de ayer dentro del templo de la comunidad de Cerocahui, Chihuahua.
Condenamos estos hechos violentos, exigimos justicia y la recuperación de los cuerpos de nuestros hermanos que fueron sustraídos del templo por personas armadas.
También demandamos que de forma inmediata se adopten todas las medidas de protección para salvaguardar la vida de nuestros hermanos jesuitas, religiosas, laicos y de toda la comunidad de Cerocahui.
Hechos como estos no son aislados. La sierra tarahumara, como muchas otras regiones del país, enfrenta condiciones de violencia y olvido que no han sido revertidas. Todos los días hombres y mujeres son privados arbitrariamente de la vida, como hoy fueron asesinados nuestros hermanos.
Los jesuitas de México no callaremos ante la realidad que lacera a toda la sociedad. Seguiremos presentes y trabajando por la misión de justicia, reconciliación y paz, a través de nuestras obras pastorales, educativas y sociales.
Al denunciar lo ocurrido hacemos notar también el dolor que vive nuestro pueblo por la violencia imperante y nos solidarizamos con tantas personas que padecen esta misma situación, sin que su sufrimiento suscite empatía y atención pública.
Confiamos que los testimonios de vida cristiana de nuestros queridos Javier y Joaquín sigan inspirando a hombres y mujeres a entregarse en el servicio a los más desprotegidos.
Descansen en paz.